martes, 14 de abril de 2009

Como si fuera la primera vez.

Este domingo 19 de abril se jugará una nueva edición de unos de los partidos, por lo menos para mi, más importantes del mundo, el súper clásico del fútbol argentino, el “Boca – River”.

He tenido la suerte de presenciar varias veces este partido tanto en la Bombonera como en el Monumental y de todos me llevé un recuerdo más allá del resultado.

Al primero que tuve la oportunidad de ir fue en el año 2000 cuando tenía 9 años. Un miércoles a la noche porque el partido se jugaba para definir los cuartos de final de la Copa Libertadores de ese año, mi viejo me llevó por primera vez a la Bombonera.

Me acuerdo que en la semana previa a ese partido se había hablado mucho. El técnico de River, Américo Gallego, en ese entonces había ironizado con respecto a la posible presencia de Martín Palermo, quien venia de una grave lesión, en el banco de suplentes de Boca para disputar este encuentro, fue por eso que el “Tolo” quiso ironizar la posible presencia del goleador con la siguiente frase: “Si ellos ponen a Palermo en el banco, yo lo pongo a Enzo (Francescoli).

En fin, el día del partido llegó y antes de ir para la cancha le dije a mi viejo que Palermo iba a ser un gol y así fue, con el partido 2-0 arriba y con Boca ya clasificado Carlos Bianchi decide mandar a la cancha al rubio goleador, el cual luego de una jugada muy recordada logra marcar el tercer tanto del equipo y terminar bailando a River.

Este partido fue uno de los más emocionantes y lindos que viví.

Otro de los que recuerdo fue en el año 2006 también en cancha de Boca, no por el resultado del partido que en sí no fue una victoria, sino un empate con sabor a la misma.

Lo que más me marcó de este clásico fue el episodio que me toco vivir antes de ingresar al estadio. Faltaban cinco minutos para el comienzo del partido, y entre colados, gente con entradas falsas, nervios y varios detonantes más se armó un gran tumulto frente a una de las puertas de acceso a la tribuna. Por eso la policía empezó a actuar con golpes y palazos uno de los cuales me paso a un milímetro de la cabeza.

Pero una vez en la tribuna todo fue distinto, en los sectores de la cancha a los que yo voy los partidos se viven con más adrenalina que nunca y mucho más los de esta características, y este, obviamente no fue la excepción.

A pesar de haber jugado un gran primer tiempo y mejor que River, el local se va al vestuario 1-0 con la esperanza de revertir el resultado.

Pero el segundo tiempo hasta entonces pintaba peor ya que Boca se queda con dos jugadores menos por la expulsión de Abbondanzieri y el tucumano Krupoviesa este último por una inolvidable y exquisita patada a Daniel Montehielo, perdón Montenegro.

Es entonces que a tal panorama  Basile decide poner a los cuarenta minutos del segundo tiempo a unos de los ídolos xeneizes,  el gran Guillermo Barros Schelotto, quién en tan solo cinco minutos logra hacer expulsar a Cristian Tula y generar un penal a favor de Boca, el cual Martín Palermo logra convertir y darle así, a Boca, un vital empate que le serviría luego para coronarse campeón.

A pesar de lo vivido al principio, en ese partido me emocioné con los jugadores, a través de sus entrega y sacrificio, con lo cual me di cuenta lo grande que es Boca y lo que es en mi vida, una de las cosas más importantes.

Para terminar,  este domingo,  pienso tomarme el 63 a  las 12.30 horas, bajarme en Flores y de ahí tomarme el 53 el cual me deja en la puerta de la cancha y disfrutar este espectáculo con las ganas , la esperanza y la fe de siempre de cuando voy a ver este tipo de partidos, y ,obviamente, vivirlo y esperarlo a full, como si fuera la primera vez.

 

Germán Tello 5° A.

3 comentarios:

Zirce dijo...

La verdad muy buen post. No porque sea de Boca, si no porque yo también viví un momento muy lindo cuando fui a la cancha a ver mi primer clásico. Siempre le pedía a mi papá que me llevara a ver Independiente-Racing pero él siempre me respondía que era un partido que podía terminar en violencia.
En fin, el año pasado logré mi cometido: fui a ver el clásico. Pero no tuvo el sabor que yo esperaba, ya que el partido se jugó en la cancha de Vélez porque la del Rojo está en construcción y no queríamos ser locales en la cancha de Racing en un partido como este y como fui con mi papá, que es periodista en Olé, me tocó sentarme en el sector de la prensa y no pude ir a la tribuna. El partido tampoco fue muy bueno porque terminó 0-0. Además se dice que hubo un arreglo entre Independiente y Racing ya que el segundo era el dueño de la cancha que alquilaba el Rojo y si el partido terminaba en empate se la seguiría "prestando" pero si ganaba Independiente o Racing ya no sería así porque a ambos clubes les convenía que el alquiler fuera allí: Al Rojo porque está cerca del club y a los amargos porque ganarían plata con esto.
Lo único que pude rescatar de este partido fue la emoción de ver mi primer clásico de Avellaneda como yo quería.
Ahora espero poder volver a ir a la cancha (si logro convencer a mi papé de vuelta) y gozar de una victoria del club de mis amores: del Rojo♥

Zirce dijo...

Macarena Tisinovich 2ºA. M.B.C.

Zirce dijo...

Comparto totalmente la idea de germán,creo que es un espectáculo en donde todo un país se paraliza para disfrutar de algo que se juega dos veces al año por torneo de Afa,quizás pueda llegar a surgir alguno más por copa o torneo de verano.Como hincha de boca también me doy cuenta que es algo importante en mi vida.
Cómo no recordar el gol de Palermo por la copa Libertadores del 2000 en donde no podía moverse con facilidad y sin embargo,pudo convertir el tercer gol de boca y la clasificación a la siguiente ronda.
Yo he tenido la suerte de presenciar los últimos cuatro clásicos en la bombonera y realmente puedo decir,que es algo único, algo que no se iguala.
El recuerdo del partido del año 2006 en el cual estaba presente,todavía sigue presente en muchos de los hinchas xeneizes ya que,fue un empate en el último minuto y con dos jugadores de menos.
Realmente entiendo a germán el sentimiento de ser de boca porque así,de la misma manera,lo vivo yo.

Agustín Buldo 5to.”A”