Mentiras de la niñez.

He reflexionado mucho en el momento de elegir un tema para hablar en este blog y se me ocurrió hablar de algunas de todas las mentiras que nuestros padres inventaron, inventan o nos hacen creer, abusando de nuestra inocencia, cuando somos chicos. Para que después de algunos años nos revelen una nefasta realidad o que “algún compañero” te diga la verdad.
Algunos se preguntarán de que estoy hablando cuando hago referencia a las “mentiras pequeñas” de los adultos. Quizás, tendrán muchas o, en estos momentos, precisamente se acuerdan de alguna especial que los marcó. Una, por ejemplo, cuando sus padres se separan y te cuentan una historia pero termina siendo otra. Pero eso, es otra historia y prefiero no meterme en eso tan delicado para uno.
Pero, sí de otras, más comunes y que considero que muchos fuimos víctimas. Por ejemplo, el famoso ratón Pérez, qué necesidad tenían de decirnos que nuestros dientes se los llevaba un ratoncito y cada vez que se nos caía un diente teníamos que ponerlo debajo de la almohada y que al otro día nos íbamos a encontrar plata debajo de esta. Igual nos aprovechábamos de este dulce animal, se olvidaba el diente, porque según mis papás tenían muchos niños que atender, y nosotros aprovechábamos y se lo mostrábamos a la abuela, a las hermanas y las tías.
Otro personaje muy conocido y temido por muchos de nosotros cuando éramos chicos era el “viejo de la bolsa” o conocido por otros como “el cuco”. Este personaje les sirvió para trastornar nuestra infancia y obedecerles sin ocasionar demasiados problemas. Cuando no quería dormir la siesta mi mamá me decía que tuviera cuidado porque había visto y escuchado al “viejo de la bolsa” llevándose niños que no les gustaba dormir a esa hora de la tarde. O si nos portábamos mal, nos venía a buscar este famoso y desagradable personaje.
Sin embargo, no todo fue así. Alguna vez, supimos poner nervioso a nuestros padres con preguntas un tanto inoportunas en medio de una reunión familiar. ¿Qué tenés en la panza? Y la otra persona responde un bebé y ahí la otra pregunta y ¿cómo fue? En ese momento se hizo un silencio, esperando una Respuesta. Y aparece otro personaje muy conocido, la cigüeña. U otra, vas a tener un hermanito, y ahí empiezan con otra explicación: la cigüeña puso la semillita y está creciendo en la panza de mamá o te dejó en la puerta de nuestra casa. ¿Cuántas historias se armaron o nos contaron? ¿Cuántas más vendrán? Creo que cada uno tiene una historia personal sobre este tema. Ah! Me olvidaba del famoso repollo. Pero, a pesar de eso, siempre salían airosos por la repuesta. Y nosotros, felices e inocentes ante ellos.
Quienes merecen, también, unas palabras son Papá Noel y los Reyes magos. Quien no se llevó una gran desilusión al enterarse que papá Noel no era tan Noel sino que eran nuestros mismos padres. Y que la cartita que nos llevó tantas horas en prepararla y escribirla con alguna de todas las cosas que queríamos nunca llegó a manos de Noel sino a algún cajón de la cómoda o, mucho peor, en el tacho de basura. Que el agua y el pastito que poníamos en el arbolito el 6 de enero, nunca se lo tomaron ni comieron alguno de los tres reyes magos. Y nosotros, que preferíamos seguir creyendo, nos hacíamos los tontos para seguir recibiendo regalos de todos aunque ya sabíamos, en mi caso, la dolorosa verdad.
También debemos recordar esos cuentos que nos leían antes de ir a dormir, donde siempre lo finales eran felices. Y en las películas animadas o no animadas también se daba lo mismo, la pobre piba desdichada que durante toda su vida sufrió a causa de que tenía unas hermanastras malas y una madrastra terrible, termina casada con el hermoso y encantador príncipe.
Bue! Con el corre del tiempo te vas dando cuenta de que todo eso fue falso, que eso personajes nunca existieron. Y que nuestros padres mienten. ¿Hay necesidad de inventar esas historias? Yo creo que no. ¿Ustedes que piensan? ¿Había tal necesidad de engañarnos con tales patrañas? Nadie puede negar que fuimos victimas de estas mentiras. No solo nosotros sino chicos de todo el mundo alguna vez escucharon algunas de todas estas historias. Por ejemplo en México, el ropavejero. Pero a pesar de todas estas mentiras en nuestra infancia o, al menos, la mía, que estuvo rodeada de todas estas cosas, fue la más linda y, seguro, que en algún futuro, esta vez, en papel de tía o madre, las diría de la misma manera que mis padres me las han dicho a mí. Y aunque no esté de acuerdo con esto, nuestra infancia no hubiera sido la misma sin esas pequeñas mentiras. Le doy gracias a nuestros padres por habernos hecho creer en esos personajes o figuras que fueron y serán referentes para nuestro desarrollo.

http://www.youtube.com/watch?v=jlw--QtJkLw Les invito a ver este video, que tiene que ver con lo tratado en el posteo. La ilusión de chico cuando esperaba a Papá Noel.

Berenice Caraballo 5to "B"