lunes, 13 de abril de 2009

NO TAN FLOJAS VACACIONES

La noticia llego rápido, de vacaciones de verano nos íbamos a Merlo, San Luis sin mis hermanos que no podían viajar con siempre la excusa de estar estudiando, mientras que en realidad no van porque se aburren demasiado y como a mi no me sobraban excusas tuve que ir con mis papás. Hasta acá íbamos bastante bien, porque sin mis hermanos iba a estar todo mas tranquilo, pero como dice el dicho “lo bueno dura poco”. Esa misma tarde mi papá me comenta que no vamos nosotros tres solos vamos con unos amigos de ellos y su hija, que en general nos llevamos bien pero hay veces que todo se torna raro porque es vegetariana y odia ver que la gente coma carne enfrente de ella y todavía no tiene una religión definida, entonces su religión es una mezcla de jarecrishna con catolicismo con lo que nunca terminas de saber que es lo que puede comer, cuando lo puede comer, etc. Pero esto no podía impedir que por lo menos la pase bien en mis vacaciones y no más que aburrida en una cabaña en el medio de las sierras…
La llegada fue buena, viajamos toda la madrugada hasta llegar a la tarde-noche de ese mismo día. Nos instalamos y los siguientes días se llenaron de visitas a diferentes pueblos, caídas de agua, plantaciones de hongos, compra de quesos salames y demás lugares de la zona, lo que no salía de las típicas vacaciones en familia. Pero todo esto cambio cuando estando una tarde en la pileta mi mamá lee en un folleto una excursión a la reserva de flora y fauna de Merlo unos metros arriba de la sierra; lo que parecía en un principio convencional se convirtió en lo mejor que hice en mis vacaciones. Al llegar a la reserva vimos águilas y demás animales, compramos artesanías y observamos el avistamiento de los aguiluchos que bajaban a comer lo que una guarda parque, que más que hablar de los animales hablaba de política, les daba. Al terminar el avistaje con mi papá y la hija del matrimonio amigo, se nos ocurrió que podíamos hacer para pasar la tarde y tuvimos la mejor idea, nos vamos a tirar en tirolesa; para los que nunca escucharon hablar de esto, te ponen un arnes y te cuelgan de un cable de un cerro al otro cerro a unos 800 metros de altura. Por supuesto mi mamá se negaba rotundamente a que me tire, pero no fue mucho el tiempo, porque cuando se dio cuenta ya estaba subiendo el cerro para llegar a la primera escalada para tirarme.
Después de subir unos 5 minutos el cerro llegamos a la primera base, nos pusieron los arneses y ya estábamos listos. Lo primero que sentí fue el ruido del arnes por el cable de la primera persona que se tiro, en ese momento es cuando sentís todo el miedo y no sabes si queres tirarte tanto como querías antes. Llego mi turno y estaba con el corazón en la boca, pero esto fue poco y nada al lado del sentimiento de estar volando y sentir la velocidad que tomas en el aire sola colgada de un solo cable, pasando por encima de los árboles, las caídas de agua y entre los pájaros y demás animales de la reserva. Demasiado rápido pasaron las cinco pasadas en las diferentes bases de un lado y el otro de los cerros.
Una experiencia inolvidable, que todos tendríamos que hacer y si alguna vez tienen la oportunidad de realizar no lo duden y tírense.


Mailén Chaure

3 comentarios:

Zirce dijo...

Buenísimo Mai! Cada vez que me cuentes o que escuche una de tus tantas anécdotas vacacionales me voy a reír como ahora.

LIZZIE dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
LIZZIE dijo...

LA VERDAD QUE HAY QUE TENER CORAJE PARA HACER ESO!... Y ES VERDAD LO QUE DECIS! CUANDO NO ESTAS AHI DECIS, NO ES NADA, YO ME TIRO.... PERO CUANDO ESTAS A PUNTO DE HACERLO SE TE CRUZAN TODOS LOS SENTIMIENTOS JUNTOS Y EL CORAZON TE LATE FUERTE. REALMENTE ES UNA RE LINDA EXPERIENCIA Y ME GUSTARIA HACERLO ALGUN DIA TAMBIEN.

ELIZABETH GOMEZ