miércoles, 15 de julio de 2009

"Ser, es ser percibido"



Como seres humanos y lógica de nuestra vida nos encontramos formando parte de una sociedad desde el momento en que la adquirimos. Con el correr del tiempo pasamos por distintas etapas en la que se suman a nosotros experiencias que marcan aspectos de nuestra personalidad.
Es así, que cuando somos chicos nuestro primer ejemplo es lo que vemos, lo que escuchamos y también aquello que intentan inculcarnos. Cuando somos niños, a nuestro ámbito de gente llegan compañeros, amigos, maestras, con quienes interactuamos pero ya como seres un tanto formados, en este momento las características fundamentales de nuestra persona ya están totalmente afianzadas, y aunque no parezca cierto, las vivencias desde el nacimiento a los cinco años, son aquellas que tal vez no recordamos pero quedan en el inconciente como un presente abstracto y hacen que seamos lo que los demás perciben. Es común que a un pequeño infante esto no le importe, por el simple echo que directamente no lo nota, para lo que vive en el día a día no es necesario preocuparse por una imágen, su mundo de diversión no le exige un prototipo específico. Llega después una etapa de maduración, en la que el individuo deja de ser un niño para ser un preadolescente, quien ya es capaz de tomar conciencia de aquel sitio al que pertenece, y no sólo toma conciencia si no que comienza a preocuparse por el ojo crítico que lo puede llegar a estar observando. Es la misma concientización la que nos lleva a esto. Cuando realmente notamos que formamos parte de un espacio nos surgen los cuestionamientos, empiezan las preocupaciones. Según la Psicología, en esta etapa desarrollamos el "SUPER YO", que tiene como función integrar al individuo en la sociedad. Es la instancia que va a observar y sancionar los instintos y experiencias del sujeto y que promoverá la represión de los contenidos psíquicos inaceptables, es por esta razón que comienza a "pesarnos" la mirada del otro.
¿Son capaces aquellos que me rodean de saber que clase de persona soy en verdad? ¿Estará bien la actitud que tomo ante este problema? ¿Qué pensaran de mi si actúo así? ¿Y si piensan lo contrario a lo que quiero demostrar?
La única respuesta es la que daba Protágoras: "ser es ser percibido", por ejemplo, si yo digo ser alguien aplicado y en realidad el otro percibe que soy un tiro al aire, es eso lo que vale, es decir, yo soy lo que muestro no lo que creo ser y justamente eso es lo difícil de entender porque los actos no suelen ser planeados y muchos surgen del inconciente, de modo que no le encontramos explicación. Quien también adoptó esta idea fue George Berkeley un importante filósofo que según su pensamiento hace que todo ser dependa de la percepción que tenemos de él. Y no es que Berkeley niegue la existencia del mundo. Lo que niega, en verdad es la naturaleza material de las cosas. El espacio no puede percibirse sin el color, la forma, la multiplicidad de sensaciones que provocan en nuestro espíritu.En definitiva, ¿Por qué tratamos de esforzarnos tanto para dar una "imágen" si aquellos que me rodean de todos modos se darán cuenta de la realidad?



Tatiana Sambueza 5ºb.

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